El fenómeno del enlace consiste en pronunciar la consonante final de una palabra que, en principio, no se pronuncia cuando la palabra siguiente empieza por una vocal. Ello permite, entre otras cosas, evitar el hiato.
“ Elle entrait et disait “ : la t final de “ entrait “ que no debería pronunciarse en: “ Elle entrait “, aquí puede sonorizarse: [ɛlãtRɛtedizɛ].
El problema es que hay varios tipos de enlace: los que son obligatorios, los que son opcionales y los que están prohibidos. ¿Cómo se puede saber qué tipo de enlace se trata? Es difícil saberlo. Podemos tratar de identificar a grandes rasgos algunas reglas, aunque no sean del todo exactos.
Los enlaces obligatorios a menudo conciernen a los grupos de palabras que forman una unidad de tal manera que estas palabras no podrían existir por separado:
En “ Ils ont “ y “ Vous allez “, los pronombres “ ils “ y “vous “ están estrechamente relacionados con la base verbal. Por lo tanto, pronunciaremos: [ilzɔ̃] y [vuzale] y no *[il/ɔ̃] o *[vu/ale].
Los enlaces están prohibidos cuando éstos deberían unir dos grupos de palabras con distinta función gramatical:
En “ Le printemps est arrivé “, “ le printemps “ es el sujeto y “ est arrivé “ es el verbo ; es imposible unir con un enlace a estos dos grupos pronunciando: *[lɘpRɛ̃tazɛtarive].
Para el resto de casos, el enlace es opcional. Tenéis que saber que cuantas más veces hagáis enlaces opcionales, mayor será vuestro registro formal y “elegante“.
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