En Francia, ¿un compañero de trabajo puede convertirse en amigo?

En Francia se evita, generalmente, mezclar la vida profesional y la vida privada: a menudo son dos mundos muy separados i conoceréis poco la vida privada de un compañero de trabajo. Quedar con sus colaboradores fuera del trabajo no es una costumbre: ni se cena ni se sale juntos, ¡y mucho menos se sale de vacaciones juntos! Como máximo, los franceses pueden tomar una copa saliendo del trabajo, pero es poco frecuente: tan pronto se ha acabado el trabajo, cada uno sólo tiene una idea en la cabeza: ¡irse a su casa!

Igualmente, la pareja no conoce, en principio, a los compañeros de trabajo del otro y, de todas maneras, ¡esto no le interesa para nada! Por otra parte, es la ocasión de deshacer un malentendido recurrente de los hispanohablantes: la palabra “collègue”, en francés, sólo designa a la persona con la cual trabajáis y no a un amigo. Ello no impide evidentemente que un compañero de trabajo se convierta en un amigo (aunque esto sea bastante inusual), pero uno no supone el otro.

Si queréis hacer amistad con un compañero de trabajo francés, esto necesitará tiempo. Invitándolo demasiado pronto a cenar a vuestra casa, corréis el riesgo de ponerlo en una situación incómoda: no sabrá cómo rechazar una invitación que, aun siendo amable, a sus ojos la verá como una invasión.

Quizás encontraréis distantes a los franceses con los que trabajáis pero no os lo toméis como algo personal: ¡es su manera de hacer!

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