Si os encontráis en Francia durante el mes de diciembre, no os sorprendáis al ver al cartero o a un bombero vestido de uniforme llamar a vuestra puerta. En esta época del año, se acostumbra a dar el aguinaldo a algunas profesiones que trabajan para la comunidad. Basureros, carteros y bomberos van de casa en casa para ofrecer calendarios para el próximo año. Estos calendarios rápidamente son olvidados en un cajón o detrás de una puerta, de tan horribles y cursis que son: fotos de gatitos en fondo rosa, retrato del suboficial de los bomberos delante de la caserna, etc.
Si bien cada uno es libre de comprar o no el calendario propuesto, la mayoría de la gente se doblega ante la tradición. Se trata de una forma, para estos empleados poco remunerados, de tener un complemento al sueldo para el final del año. En cuanto a los conserjes, los propietarios les suelen dejar un sobre en el que han dejado un talón o algunos billetes.
La pregunta que atormenta a muchos franceses en esta época es: ¿cuánto dar? El precio de compra del calendario es, en efecto, a discreción de cada uno. La respuesta es simple: de acuerdo con vuestros medios económicos.
Todos los oficios que trabajan para la comunidad no se benefician de esta tradición. Hace algunos años, un canal de televisión había organizado, con cámara oculta, la venta a domicilio, por parte de policías uniformados, de calendarios: ¡en general, no fueron bien recibidos por la población!
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